Chavales que pegan a sus padres


Los cambios educativos y sociales que se han producido en las últimas décadas han provocado la deriva hacia un modelo educativo y social basado más en la recompensa que en la sanción, en la tolerancia que en la disciplina, y que ha restringido de manera significativa la capacidad sancionadora de los padres y educadores, y la posibilidad de utilizar casi la totalidad de los castigos. Esto ha provocado la aparición de nuevas dinámicas que han alterado los equilibrios de poder en la familia y en la escuela, aumentando la dificultad de padres y educadores para mantener su autoridad. Las cifras son escalofriantes y no paran de crecer: 7.500 menores han sido juzgados en el último año por agredir a sus progenitores. Según el juez Emilio Calatayud, alrededor del 25% de los casos de los Juzgados de Menores son ya por maltrato de hijos a padres. «Es una emergencia nacional», advierten los expertos. El perfil del hijo que maltrata a sus padres ha cambiado en los últimos años: ya no se trata de toxicómanos, hijos de familias desestructuradas... ahora el perfil es el de un adolescente de entre 15 y 17 años, de ambos sexos (una circunstancia que no se da en otros delitos) y de clase media y alta.